Hoy vamos a Manguily, 22 Km. al norte de Tulear. Por el camino pasamos por Tsinjoriaka, el pueblo de Vanetta y Soakelly, a las que Belén quiere incluir en su reportaje de jóvenes con problemas de visión. Cuando llegamos al pueblo no están, pero nos indican una parcela donde encontrar a Soakelly. Vanetta, dicen, está en Tolear vendiendo productos agrícolas.
Encontramos a Soakelly con facilidad trabajando con sus padres y acompañada de su hermano. Soakelly es beneficiaria del proyecto de asistencia sanitaria de la ONG.
Al volver a la pista nos encontramos a Vanetta que nos estaba buscando, pues estaba cerca del pueblo y supo de nosotros. Para mi ha sido una alegría encontrarla, pues no la veía desde el 2009, año en el que estuvo de gira en España con la Malagasy Gospel. Aunque es muy joven, ya tiene un hijo de 3 años.
Reemprendemos la marcha inmersos en el ambiente rural de la zona. Nos cruzamos con una carreta llena de niños. Probablemente el mayor no tiene más de doce años.
También por el camino nos encontramos con una 'constructora' de viviendas. Aquí hacen chozas de madera y hojas de palma, que luego se desmontan y se venden instaladas in situ por 20 Euros (ya vimos en entradas anteriores un carro con una choza desmontada). ¡Aquí no ha llegado todavía la burbuja inmobiliaria!
También por el camino pasamos por el manglar que nos ha cedido la Comuna de Belalanda para su regeneración. Este manglar estaba en muy malas condiciones por su sbreesxplotación, como comprobaron Belén y Bea dos biólogas de Madrid que comenzaron con este proyecto con una estancia de un mes in situ. En la actualidad se han plantado 6.000 mangles que están empezando a brotar y además hemos dado unas clases de sensibilización en las aldeas de la zona para dar a conocer la importancia de este ecosistema.
Por fin llegamos a Manguily donde tenemos varios proyectos. Tenemos dos centros de educación medioambiental (Manguily Plage y Manguily Forêt) que funcionan como una colonia para niños y jóvenes que pasan una semana con una mezcla de ocio, diversión y formación en múltiples aspectos: Madioambiental, salud, derechos, género. ... Esta vez no hay niños, porque en septiembre están de vacaciones escolares.
Lo primero que encontramos es un invernadero (montado por voluntarios almerienses) que proporciona verduras a los dos centros mencionados y al Hotel solidario.
También disponemos de 9 hectáreas de terreno dedicadas a un plan de reforestación y a la plantación de moringa, un árbol procedente de la India, cuyas hojas tienen unas cualidades nutricionales excepcionales (Calcio, vitaminas, y de la que obtenemos un polvo que se usa como suplemento nutricional para los beneficiarios de nuestros proyectos.
Aquí el segundo invernadero.
En casa de uno de los guardas, ayer tuvo lugar un nacimiento.
La tradición malgache es que la madre está tres meses en cama para reservar fuerzas para la buena crianza de su hijo.
Este es el semillero para los árboles de moringa y la zona de repoblación forestal.
También estamos acogiendo a los últimos burros de Madagascar, que están en peligro de extinción.
Vista de una zona plantada de árboles de Papaya.
Comimos relajadamente en el Hotel. Este hotel sirve como elemento de desarrollo en el país, fuente de ingresos para los proyectos, escuela de hostelería y acercamiento del turismo a nuestros proyectos y un conocimiento más cercano a la realidad de Madagascar.
Por la tarde fuimos a la playa con sus hermosas puestas de sol.
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